Fotografía de Jose luis Romero, primer premio en el concurso Punto de Fuga de Kazafotos. |
Nunca estuve tan en compañía como ahora. Yo inventé
la soledad, el aislamiento, la distancia entre mí y el resto.
Yo sé lo que es esto, llevo mucha vida practicando,
buscando rincones donde acurrucarme antes de que el resto me empuje a ellos. Ya
me acostumbré hace mucha vida a que la gente que se cruza conmigo en las aceras
de la ciudad marque la distancia de los metros.
Nadie me preguntó nunca si estaba enfermo cuando no
me vieron en mis rincones, cuando no me hablaron en mis cruces. Yo lo sé ¿cómo va
a enfermar el inexistente?
Nunca fui ciego, ni sordo. Siempre supe lo que veo y
lo que oigo. Mi mayor hobby fue observar a esa gente que no me observa
a mí, porque no me ve. Con frecuencia estuve seguro de las caras de felicidad,
de alegría, de pena, de desconsuelo, de desprecio, de miedo…
Ahora veo pocas caras, pero no es miedo lo que más
observo, más bien abunda el gesto de incomprensión. No entienden qué es esto
del aislamiento, del no contacto, de la soledad…Caras de preguntarse ¿cómo es
que me está pasando esto a mí?
Yo ahora me siento menos solo que nunca, porque
ahora sé que lo saben. Nunca me preguntaron, pero ahora lo saben. Saben
sentirse culpable de las precauciones de los demás, culpable de ser sospechoso,
culpable al que no hay que acercarse, al que, ni siquiera, hay que mirar. Ahora
estamos todos solos y yo me siento más rodeado.
Un señor, aficionado a la fotografía, me hizo hace
tiempo esta instantánea. Estaba yo sentado en una silla del patio-teatro de
Almagro. No había nadie más porque no había sesión. El Corral de Comedias
vacío, solo yo, mis fantasmas y este señor, fotógrafo aficionado. Desde luego
me pidió permiso, me encogí de hombros, hizo la foto y se acercó, ¡se acercó!,
para enseñármela.
Ahí está mi soledad, en esa silla del teatro-patio
de Almagro. Yo siempre he sabido donde estaba sin que nadie ni nada me
amenazara. Las gentes hoy, con esta amenaza del virus, se sienten solos pero no
lo entienden. Yo siempre lo supe. Como sé que ahora todo el mundo está solo y
por eso yo me siento menos.
¿Y después? Está claro, yo en mis rincones volveré a
ser invisible, a ser solo. Y ellos dejaran de estarlo y serán tan magníficos como antes.
Pero hubo un fotógrafo que se acercó.
Texto
de Ricardo GAranda
(240320
decimosexto día del Virus)
Solitario siempre fuiste, caballero, como cualquier poeta o escritor que vuela por sus fueros, así es la vida, pero también hombre de buena compañía para charlas y unos vinos acompañados y el folclore de la zona, pero también, mi querido amigo, esa soledad en amparo de vuestros fantasmas os hizo sordo y ciego ante la realidad. Un fuerte abrazo de alguien que lleva gafas y pronto, si no encuentro otro remedio, trompetilla o sonotone.
ResponderEliminarCreo que no lo has entendido bien, yo nunca me consideré un hombre solitario, ni en mis peores momentos. Tampoco sordo ni ciego ante la realidad. El narrador de esa historia no soy yo, sino el vagabundo de la foto.
ResponderEliminar