Ricardo GAranda. 040523
Remigia tuvo cuatro hijas
en un pueblo manchego.
Remigia las sacó adelante
ella sola, sin marido. Niñas sin padre.
Pero Remigia decía que
ella había tenido mucha suerte, pudo comer y dar de comer a sus hijas. Y a su madre. Y al hijo de la Ama.
Trabajaba en la casa de
uno de los ricos del pueblo. Rico hasta que se fueron fundiendo, él más que su
hermana, todo lo que sus padres les dejaron: dinero, tierras, casas.
A este hombre le daba
igual reconocer o no a las niñas, total ya las tenía correteando por la casa y
de todas maneras no pensaba ocuparse de ellas. Incluso estaba dispuesto a “pasar
por la vicaría”. Decía que tenía con Dios un pacto de no agresión.
La madre de Remigia le
decía que aceptara esa “buena voluntad”, que daba igual si las hijas eran suyas
o no. Pero Remi lo tenía claro, ella no diría nunca quien era el padre de sus
hijas y jamás se casaría con D. Alfonso, que bastante le aguantaba para poder
sacar a las niñas adelante, pero nunca le otorgaría los derechos sobre ella que
él pretendía, no sería otra de sus posesiones.
El tiempo fue avanzando,
el señorito murió, su casa fue embargada y la señorita tuvo que irse y hay
quienes dicen haberla visto mendigar.
Remigia solo soñaba con
que, algún día, alguien contara su historia, y yo me he atrevido a contar un
poquito de ella en un relato de “Fisuras”, y mantengo el deseo de contar algún
día el máximo de detalles de aquella vida.
Fueron mujeres duras que
soportaron los malos tiempos de miseria y machismo. Mujeres que se merecen el
gran reconocimiento. No sé yo si el diseño festivo de lo que superficialmente
llamamos “el día de la madre” les hubiera hecho mucha gracia. ¿Qué día? Preguntaría
Remigia, ¿Ayer? ¿El año pasado? ¿la semana que viene? ¡qué más da, todos los
días son iguales! estoy seguro que diría, igual que su madre.
Pero está bien, ya que
nos dan una excusa para que hablemos de ellas, hagámoslo y soportemos la
vergüenza si se nos olvidan el resto de los días.
Gracias madre de Remi,
gracias Remigia, gracias a tus hijas, ya abuelas, gracias Chón, que aún nos
miras con tus 99 años. Gracias y respeto, el que aún ahora, en esta sociedad
egoísta y todavía muy machista, se os niega con frecuencia.
Celebremos la fiesta de
la madre mujer, no de la madre virgen, porque las madres, como todos y todas
sabemos, no son vírgenes.
Remigia no tenía marido, pero sus hijas si tenían padre. Ya sabemos cuál sería el chantaje que Alfonso le propondría, si quieres comer pasa por mi habitación. Yo a este señorito le propondría como hijo puta del año y sin más.
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