Romeo y Julieta, Ana Belén y José Luis Gómez. Prohibidos todos en Jaén por el nuevo gobierno local de la derecha. Y todavía hay gente que tiene reservas con la columna que publiqué hace un par de semanas “Me da miedo la extrema derecha” porque dicen que, en lo escrito en ella, exagero. Pues no, mire usted, desgraciadamente no exagero, ya es un hecho, volvemos a los tiempos de la censura.
“Para
hacer esta muralla, tráiganme todas las manos…”
No parece que haya mucho
espacio para que gente de izquierdas pueda quedarse en casa el día 23. Todos
los huecos serán aprovechados por una derecha que diluye voluntariamente su
línea de separación con la extrema derecha, esa que prohíbe, pero no en
exclusiva, porque en el ayuntamiento de Jaén, por ejemplo, no forman parte de
su equipo de gobierno.
“Una
rosa y un clavel, abre la muralla.
El
sable del coronel, cierra la muralla.
La paloma y el laurel, abre la muralla.
El gusano y el ciempiés, cierra la muralla”
Los dos mundos separados
por el deseo de los votantes, de los hombres y mujeres, unos, que desean mantener
y avanzar en las reglas de libertad cultural y vital para ellos y sus hijos, y otros,
que prefieren mirar hacia atrás y aceptar nuevas normas de inmovilismo que nos
impida avanzar hacia los terrenos del progreso económico y social que
reconocemos y se nos reconoce durante los últimos años.
Al
corazón del amigo…
Al
veneno y al puñal…al diente de la serpiente…
Ayer estuve en un mitin
en Sonseca, de los que corresponden en estas fechas. Escuché a la ministra
Margarita Robles decir que deseaba un gobierno que sepa estar con la gente que
sufre, un gobierno con corazón. Y me pregunté: ¿no debiera ser ese nuestro
deseo para cualquier gobierno, sea de la ideología que sea? Al fin y al cabo,
todos dicen querer mejorar nuestras vidas. Pero no, no es creíble para todos,
los partidos de derecha ni se plantean, en sus intervenciones, ofrecernos felicidad. Ofrecen dinero para los
propios y odio al diferente. Nada de corazón.
Abre la muralla/ Cierra
la muralla.
Es ahora cuando la gente
del progreso ha de unir todas sus manos. De hecho, hoy es el último momento
para poner la propia en el montón del resto de manos. Hoy es el último momento
para que hablen las voces que se han mantenido mudas durante esta campaña.
Viejas y nuevas voces que debieran dejar claro que es lo que significa dejar
sentimientos contrarios en el armario a favor de la necesidad colectiva. El
sacrificio político, que tanto aplaudimos cuando se efectúa, y tanto resquemor
nos produce cuando se mantiene en el egocentrismo personal.
En ese mismo mitin que
mencioné antes, escuché también a otro participante, Sergio Gutiérrez, cabeza
de lista del PSOE por la provincia de Toledo, una reflexión tan cierta como
urgente: “la política es el mejor
instrumento que tenemos la gente humilde para mejorar las cosas”. Y el voto
es el resumen, la conclusión individual de la política que nos interesa, que
nos beneficia a cada uno de nosotros, a cada una de nosotras y a las personas
que nos rodean, al colectivo social que necesita la gestión y el beneficio de
lo público.
No votar significa la
renuncia individual a la utilización de ese instrumento, pero también la
renuncia a la colaboración social para la mejora de vida del colectivo, de la
gente que lo necesita.
Votemos pues, y hagámoslo
buscando un Gobierno “con corazón”.
Y así, abramos la
muralla.
Llevamos muchos siglos derribando muros, no es tiempo de levantarlos, bastante tenemos con derribar el muro de la contaminación que nos calienta hasta asfixiarnos.
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