Ricardo GAranda. 300623
Así no vale la pena.
Dar la espalda a la
realidad, poniendo en duda la honestidad de los contrarios de manera injusta e
inhumana, falsificar datos e interpretarlos de manera canalla, mintiendo,
siempre mintiendo, para intentar conseguir el poder, gobernar, no vale la pena.
Estoy seguro de que en el PP hay muchos militantes que saben que así no vale la
pena. Pero callan y se dejan llevar.
Pero lo que está
ocurriendo ahora es mucho más grave. Esconderse, utilizar métodos miserables
para atacar al contrario, tratando de ocultar sus propias insuficiencias, está
fuera de cualquier comportamiento ético, pero dedicarse a ocultar las miserias
de otros para poder apoyarse en ellos y conseguir el poder, ya es un atentado a
cualquier lógica política, especialmente si son incapaces de predecir las consecuencias
que ello pueda tener. Y es que ya sabemos, “las consecuencias” no se comprueban
sobre la marcha, es conveniente, mejor aún, necesario, prever siempre hasta
dónde pueden hacer daño y hasta qué punto pueden volverse contra ellos mismos.
El Partido Popular
necesita que los votantes no vean los grandes logros que el Gobierno de
izquierdas ha conseguido durante estos cuatro años. Pero, aun teniendo éxito en
ello, no es suficiente, necesitan ayuda y no les resulta fácil encontrar a
quienes estén dispuestos a dársela. Sólo les queda la extrema derecha.
Pero no están calculando
bien el tiro. VOX les exige, y hay que darles
Y VOX no es un partido
democrático al uso, no es que sean más de derechas o menos, de hecho, para
muchas cuestiones importantes, la diferencia en el nivel de conservadurismo
entre ellos y el PP apenas existe. Pero VOX no vive en este presente ni asume
los problemas de este presente, añora el pasado, los principios ideológicos de
unos tiempos en los que hablar de democracia era sinónimo de debilidad. Le
gustaría que desaparecieran muchas cosas del régimen actual, como, por ejemplo,
los gobiernos autonómicos.
Y el PP les concede la
dirección de esos parlamentos autonómicos a VOX. Esos Parlamentos, que han de
aprobar las leyes de ámbito autonómico, las ayudas a los distintos colectivos
sociales de cada comunidad. Esos parlamentos que han de velar por los
equilibrios y las garantías democráticas en cada comunidad autónoma como parte
componente de una España que, a pesar de todos los obstáculos, hace ya muchos
años avanza por el camino del progreso, la igualdad y la libertad. Tres
parcelas inexcusables para que esta sociedad avance, tres parcelas en las que
VOX no cree, nunca ha creído, tampoco ahora.
Y nos los trae el PP.
Cuando todo esto comience a complicarse, y ya ha empezado, los dirigentes del
PP sabrán y no podrán ocultar que los han traído ellos.
Como en aquel caballo de
Troya, tranquilo, hermoso, impresionante, y aparentemente inofensivo a primer
golpe de vista, ahora también los Aqueos están sobrepasando la muralla de la
democracia para invadir Troya.
E intentaran dominarla
desde dentro, con una virulencia y rapidez que sus guías y portadores, los
dirigentes del PP, no parecen llegar a comprender. Los “aqueos” de VOX no
tienen nada de qué preocuparse, estaban perdiendo la guerra, no les resultaba
fácil sobrepasar con eficacia los límites con los que la democracia se regula, y ahora les abren
una enorme puerta.
Si siguen avanzando nos
va a doler, a todos y a todas, menos a los Aqueos. Ya están dentro y empieza a
dolernos en nuestra libertad, en nuestra igualdad, en nuestro progreso. En nuestra democracia.
VOX está dentro, el PP tiró de las riendas del caballo.
Rigor,aciertas nuevamente
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarMe gusta la comparación que haces con el caballo de Troya.
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