LA COLUMNA DE LOS VIERNES
Los Sindicalistas y las Redes
Sociales (#LoQueNoSecomunicaNoExiste)
Algunos,
muchos, hemos tenido y tenemos muy presente que la comunicación es un
instrumento fundamental para gran parte de los aspectos de la vida. Y no digo
todos, porque es cierto que ciertos niveles extremos de discreción necesaria, a
veces confronta con el sentido progresista (de progreso, avance) de decir lo
que haces para que la gente lo sepa y lo valore adecuadamente.
Desde
luego, en una actividad tan sumamente social como es el trabajo sindical, este
axioma de comunicar para que se sepa y se juzgue con conocimiento de causa, parece
algo realmente imprescindible. O así debiera ser.
Y más en
estos tiempos, porque si el movimiento sindical siempre ha tenido problemas a
la hora de esperar de los medios de comunicación social que hicieran
adecuadamente su labor de comunicar, y hacerlo honestamente, a la sociedad en
qué consiste, qué son y cuál es la verdadera función social y laboral de los
sindicatos, ahora es una esperanza totalmente inútil.
Pero
como dice el acerbo popular, “ se cierra una puerta y se abre una ventana”
(al pelo lo de la ventana). Aunque a
veces no lo parezca, es ahora, en estos tiempos cuando menos falta hace la intervención de los medios tradicionales de
comunicación social. El gran sueño de la comunicación directa entre comunicador
y comunicado no solo es ya un hecho sino que, además, es irreversible: millones
de personas buscan en las redes la información directa que antes buscaban en
otros medios.
Y,
además, y esto es clave, nuevos equipos de profesionales de la comunicación
hace tiempo que han comprendido esto y están ahí, vehiculizando en tiempo real
las informaciones desde su origen a su destino. Y se ocupan, esencialmente, de
lo que se mueve. No de lo paralizado. Citan a quienes hablan, reflexionan,
disputan ideas y debaten en las redes sociales, directamente o a través de sus
correspondientes equipos, e ignoran a
quienes no participan, de una forma u otra.
Por todo
ello, es tremendamente extraño lo difícil que resulta ver intervenciones y
opiniones de líderes sindicales en éste soporte cada vez más popular y, por
ello, eficaz.
Es
cierto que no faltan sindicalistas comunicándose, a veces en nombre propio,
otras expresando ideas de su organización sindical, en Facebook, Twitter, Google + , u otros. Tan cierto como que hay
muy poquitos responsables territoriales o de federaciones de rama haciendo lo
mismo. Y no se entiende fácilmente, porque con un trabajo adecuado y ordenado,
cualquiera de esos responsables podría conseguir que sus opiniones, sobre el
tema que toque, fueran leídas, reflexionadas y debatidas por muchos miles de
personas continuamente, creando opinión. ¡Qué desperdicio!
Estos y
estas responsables, secretarios y secretarías Generales, o de distintas áreas,
incluso de Comunicación (tiene narices el asunto) han de comprender que en
éstos tiempos no basta con ser elegidos en un Congreso. Ahora, además hay que
aspirar a ser líderes sociales, en un ámbito u otro, a cada uno y cada una el que le corresponda. Tienen que conseguir que su audiencia aumente
día a día, y para eso las redes sociales ofrecen un soporte impresionante.
Hemos
heredado y está incrustado en nuestro ánimo el miedo al qué dirán, a que se
visualice nuestro error, a que nos puedan llover reproches por expresar de
manera inadecuada o a destiempo nuestros pensamientos. Cautelas en exceso se
convierten, con frecuencia, en algo muy pernicioso para los objetivos de lo que
pretendemos blindar con ése mimo. Se dan por sagradas frases como “uno es
esclavo de sus palabras” o “por la boca muere el pez”. Tal vez haya llegado el
momento de reflexionar si no somos más esclavos de nuestros silencios y de que,
como dice en su canción Fito “por la boca muere y vive el pez”.
De
manera absolutamente injusta, los Sindicatos y los sindicalistas no tienen
ahora una adecuada imagen ante la opinión pública. Pienso que ya se está
perdiendo mucho tiempo en utilizar los medios a su alcance para convencer a esa
opinión pública de la bondad y la imprescindibilidad de su trabajo.
Ya
sabemos: lo que no se comunica, no existe.
Ricardo Garanda Rojas
@rgarciaaranda
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