Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)
Según
se asuma un PSOE u otro, así se decidirá la línea de un futuro gobierno de
España, y no hablo de líneas para un gobierno inmediato porque parece que les
ha pillado ocupados con la pregunta.
Cuándo
cuantitativamente solo había un gran partido de la derecha y otro gran partido
de la izquierda no había problemas, no era necesario marcar excesivamente los
límites, en ésa confrontación cabían perfectamente las ambigüedades. O se
sacaba mayoría absoluta, o se buscaba la ayuda de los periféricos, con una dispersión
ideológica aún más evidente, hasta el punto de que para ellos nunca fue un
problema pactar en ocasiones con el PP y en otras con el PSOE. El árbol con
mejor sombra en cada momento.
Ahora
hay más derechas y más izquierdas en el Estado español, entendiéndolas desde la
clasificación de los intereses sociales que defienden cada uno de ellos, y
obligan a delimitar exactamente hacia dónde está dispuesto a ir cada uno. El
NO, NO y NO inmoviliza todo, y lo hace por una razón simple, falta otro NO, el
interno, el que explica que no se sabe qué hacer, no se sabe hacia dónde ir.
Entre
los militantes del PSOE no está claro si es mejor permitir que gobierne el PP y
dedicarse a la oposición. Si es mejor no hacer nada y dejar que el tema se
resuelva sin su intervención, y pasar a la oposición. O si es mejor intentar un
gobierno de Izquierdas, pactando con Podemos y pidiendo a quienes no quieren o
no se fían del PP, que sean consecuentes en su votación parlamentaria, y
gobernar o, al menos, irse a la oposición con los deberes hechos.
La
estrategia del PSOE después del 20D de hacer concesiones a Ciudadanos y luego
pedirle a Podemos su voto gratis, da la impresión de que fue la consecuencia de
un cruce de cables entre los miembros de su Ejecutiva Federal. Todavía me
acuerdo cómo había quienes hacían chistes por la pretensión de la
vicepresidencia para Pablo Iglesias, y luego nos enteramos de que se la
ofrecieron a Albert Rivera, Conservador (ya no hay dudas) con la mitad de
escaños que Podemos.
El
PSOE tiene derecho, faltaría más, a ser lo que quiera y los votantes que les
voten lo harán porque están de acuerdo. Tiene también pleno derecho a abrir el
debate interno en las claves que consideren conveniente, así se forjan las
ideologías en sus matices y las estrategias. No solo tiene derecho, sino
obligación democrática. No es un problema personal de que Pedro Sánchez se
mantenga o no de Secretario General, es un problema de medir las posiciones de
cada uno y cada una y definir claramente la definición social y política actual
del Partido. El PSOE, además de la obligación de debatir, tiene la de ofrecer a
la sociedad las consecuencias de sus debates. ¿Qué les pasó en el anterior
debate Congresual? Parece que no les quedó la cosa muy clara, de aquellas
lluvias…
Podemos
y Ciudadanos, de una manera o de otra, han venido a quedarse. Mucho tendría que
cambiar el PSOE para recuperar el espacio que ha ocupado Podemos en sus
distintas versiones. Toca ahora revisar su política de alianzas conforme a los
principios que esté dispuesto a defender. Definir una posición clara y
decírnosla, para que sepamos qué es lo que podemos esperar ahora de este
partico centenario.
Todo
ha sido muy rápido en el panorama político de España en los últimos años,
hubiera sido deseable que en un partido como el PSOE hubiesen estado preparados
para este cambio. No lo han estado y eso crea serios problemas que sólo serán
temporales si consiguen aclarar posiciones. De no ser así tendremos PSOE en la
oposición para mucho tiempo, el que dure la inexistencia de mayorías claras o absolutas.
En
la izquierda social “ser consecuentes” y “ganar votos” son dos archivos de la
misma carpeta.
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