Casabas, trigésimo tercer día de los tiempos del Virus.
Después de contarnos, por encima, su proceso vírico y deshacerse en alabanzas al personal que le ha
atendido y curado, ha repetido, a quienes quisieran escuchar, que nos quedemos en casa aunque paralicemos nuestras vidas. Y lo ha justificado con una frase que a mí me
ha parecido muy elocuente: “Perdamos un
poquito de nuestro presente para ganar un largo futuro”
Ningún túnel es
excesivamente largo cuando sabes que al otro lado hay una salida, cuando
sabemos que hay toda una enorme maquinaria mundial trabajando para que
lleguemos cuanto antes a ese punto de luz. Como decía mi personaje de “Solo”: Nunca estuve tan en compañía como ahora…
Y es que saber que grandes colectivos en tu pueblo, villa o ciudad, en tu
país, en el mundo, tiene las mismas preocupaciones que uno mismo y se esfuerzan contigo en superar la crisis que la provoca, te aporta una compañía sicológica
y social que mi personaje de “Solo” no había conocido antes. Se siente
acompañado.
Muchas cosas han tenido que cambiar, inevitablemente, aunque
sea de forma temporal. Para la inmensa mayoría de la gente nuestra escala de
valores ha sufrido una enorme trasformación, pero no para todos. Es gratificante comprobar que hay unos colectivos que han
sabido mantener sus prioridades sin trasformación alguna. Son gente fuerte,
dura, valiente. No hay pandemia que les impida llevarnos a los españoles y a las
españolas por la línea correcta. Son nuestra garantía para no perdernos, para
seguir siendo “una unidad de destino en lo universal”
Son quienes siempre tienen muy claro lo que hay que hacer,
aunque no siempre lo mismo. Y cuando hay que hacerlo, aunque según... Y dónde hay
que hacerlo, aunque adaptando. Y, sobre todo, saben muy bien quienes lo tienen
que hacer: Ellos. Los contrarios nunca saben.
El P.P., ha decidido que, para ganar el futuro, no es oportuno
perder ni un segundo del presente. Claro, que ellos no reflexionan en clave de
vida, sino en clave de poder. Y por éso, desde ahí, hay que reconocerles su gran mérito, la
pandemia no les ha hecho cambiar ni un ápice de su escala de valores, de su
estrategia. Están tan fuera de la realidad vital como estaban cuando empezó
esto y, previsiblemente, seguirán fuera cuando acabe.
Él sabía que la participación en una guerra costaría vidas,
pero el Atlantismo era importante para superar las memeces humanitarias de la
vieja Europa. Él supo que los atentados del 11M estaban ejecutados por
terroristas que respondían a esa participación bélica, pero eso carecía de
importancia comparado con los votos que se podían ganar o perder en las
inmediatas elecciones. Él sabe que las medidas restrictivas, laborales y de
movimientos personales, a las que están obligando desde el poder ejecutivo
están salvando vidas, pero no es tolerable que un Gobierno de izquierdas pueda
perpetuarse en el poder si se aplauden sus decisiones.
Pareciera que la derecha quiere achicar, lo máximo posible,
el espacio dónde se evidencia su enorme responsabilidad en que esta epidemia
nos haya pillado con un sistema sanitario recortado, sin defensas suficientes. Sus
políticas, en el gobierno central y en los autonómicos, recortaron los medios
humanos y técnicos persiguiendo su liberal objetivo principal: potenciar los negocios de sus amigos en
la Sanidad Privada. Esa Sanidad cuya principal fuente de ingresos viene a
través de unos seguros médicos que no cubren este tipo de epidemias porque no
son rentables. Parecieran querer achicar ese espacio desde la vieja teoría de
que “la mejor defensa es un buen ataque”.
Cuando esto acabe o, al menos, cuando esta epidemia sea más
controlable, puede ocurrir que el Gobierno quede desgastado, y puede ocurrir
que en unas próximas elecciones, la derecha pueda sumar diputados y diputadas
para poder gobernar. Y puede ocurrir que esa derecha en el poder siga diciendo
que el camino correcto es recortar servicios y ayudar a que la empresa privada
ocupe el espacio de lo público. Puede ocurrir…
Y nos lamentaremos demostrando algo que hace tiempo, algunos
ya venimos diciendo: no tenemos remedio.
¿O sí lo tenemos? Tal vez sea posible que nada de eso ocurra
porque la mayoría de los seres humanos hayamos comprendido eso, que es
preferible perder algo del presente a cambio de intentar ganar un mejor
futuro.
Veremos.
Muy interesante, lo voy a difundir entre una amplia red de amigos antiguos alumnos en periodismo.
ResponderEliminarMe alegro de que te parezca de interés.
ResponderEliminarEl PP como el resto de los partidos, me van al pairo, pero no puedes defender a quienes tuvieron las santas narices de contaminar a la gran mayoría de los españoles enarbolando la bandera de la mujer, caballero. Ahora habrá miles de ellas con remordimientos hasta la médula por haberse dejado llevar sin esos bichos sin escrúpulos capaces de jugar con la vida ajena, de la misma manera que Abascal, Torra, y toda la junta comunista y republicana, lacra de Venezuela y miseria y gafe por donde pasan. Lo mismo que la marioneta del presidente del gobierno, viendo la que se nos venía encima... lamentable, muy lamentable e increíble que estés defendiendo lo que todos en este país, o su inmensa mayoría queremos juzgar cuando todo esto pase.
ResponderEliminarPor el resto, muy bien, en especial lo del abuelo. Nos estamos quedando sin la savia y sabiduría, y eso es terrible, es como un borrón y cuenta nueva de la historia. Lo siento, pero es tal como piensa una persona que siempre votan un NULO como un camión, alguien que no cree ni en la izquierda ni en la derecha, sino en una báscula perfectamente equilibrada.
Aparte de que, como viene siendo normal, no coincidimos en nuestros análisis, de tu comentario me surge una duda: Me quieres decir dónde defiendo yo a alguien en esta columna. Que te vaya bien con tus amigos "los nulos".
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